Una de las realidades innegables ante la que nos encontramos en el
SXXI es que nos encontramos ante un mundo globalizado. La ‘globalización’ se
refiere a la interdependencia creciente de los países, que surge de la
integración cada vez mayor del comercio, las finanzas, los pueblos y las ideas
en un mercado global.
Este fenómeno comenzó después de la II guerra mundial, sufriendo
una rápida aceleración desde mediados de los años 80, motivada por dos factores
principalmente. El primero, los avances tecnológicos, que han conseguido
reducir costes de transporte y comunicación entre otros. El segundo factor
corresponde a la liberalización de los mercados y todas las consecuencias que este
hecho conlleva.
La globalización supone para las empresas nuevas oportunidades en
otros mercados a los que antes no podían llegar, y nuevas maneras también de poder
llegar a ellos. Por ejemplo, Internet. Ya no es necesario desplazarse al país
de interés e inaugurar un centro de actividad, sino que a través del comercio
electrónico se puede conseguir la colocación de los productos de una
determinada empresa.
En el país más grande del mundo, se encuentra también la población
más grande de usuarios de internet, China. Los internautas chinos pasan unas
2.7 horas en línea al día. El intervalo que más va de 22 a 35 años, navegando
una media de 4 horas al día y además un 99% de ellos afirmando que compran
online habitualmente. China y su mercado online no hace más que crecer, y se
estima sin duda que en el horizonte próximo de 2015 sus ventas ascenderán a
cifras tales como 750 millones de $ según el informe China’s Digital Champions.
Empresas de tan grande envergadura ¿No tienen los recursos
suficientes para solventar estos problemas? La respuesta es que sí los tienen,
de hecho estas empresas ya han superado estas barreras anteriormente, en África
por ejemplo o en regiones árabes y musulmanas, cuyas políticas no suelen
favorecer la integración ni la globalización. ¿Cuál es el problema entonces al
intentar cruzar la muralla online de China?
Para Jian Shuo Wang el principal problema es la falta de paciencia. Empresas tan grandes,
acostumbradas a triunfar alrededor del mundo en un horizonte a corto-medio
plazo, incluso en países con grandes restricciones, pretenden implantar los
mismos patrones en China, y conseguir los mismos resultados y en tiempos similares. Para poder ganarse
un hueco en China, hay que entender en primer lugar que China no es cualquier
otro país. Es el país más grande del mundo, y no se puede intentar seguir la
misma estrategia o esperar los mismos resultados en un país como por ejemplo en Irán, con una
población que no llega a los 80 millones con China, con más de mil millones de
habitantes. Por tanto, traspasar la muralla china online no es un reto
imposible. Es un reto que requiere un cambio de enfoque y de planteamiento,
tanto de puesta en marcha como de objetivos.
¿Imagináis un mundo sin Google, Facebook o Ebay? Lo hay, en China.
Los líderes occidentales son reemplazados por locales, y aunque se puedan
destacar algunos sitios, como Baidu, 51 o QQ, hay muchas redes más que aunque
menor cuota, también tienen un número muy relevante de usuarios. Es decir, en China no hay solo un líder: hay muchos. Nicholas Deleon
hace un interesante estudio de mercado donde se puede ver como de las 20 páginas
web con mayor tráfico en China, 16 son locales. Entonces, vistos los datos presentes, ¿si
no eres local no puedes triunfar en China? En mi opinión, no contestaría muy
rápidamente a esta pregunta. Más bien la reformularía desde un enfoque más
empático: ¿Qué hacen los locales que yo no tengo reflejado en mi planteamiento,
y cómo o hasta qué punto puedo aplicarlo?